miércoles, 14 de abril de 2010

Las piscina cubiertas. El vaso de compensación (I)

"El éxito no se logra sólo con cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de organización" J.P. Sergent



Siguiendo nuestra serie de los diferentes espacios de una piscina cubierta, hoy le toca el turno a un elemento no tan visible como los anterios, el vaso de compensación, pero que un mal diseño de éste puede provocar muchas molestias para su funcionamiento y control con lo que se podrían ver resentidas las condiciones higiénicas del agua de los vasos.


Hoy en día todas las normativas de piscinas obligan al uso de un sistema de recirculación inversa del agua, en el que de los difusores del fondo de la piscina sueltan el agua hacia la superficie y existe una canaleta perimetral para recoger el agua desbordada. Este agua necesita un espacio donde almacenarse antes de recibir los tratamientos físico-químicos y térmicos.

Su función básica es la de convertir un circuito abierto en uno cerrado, de este modo el nivel de agua se encuentra siempre constante, por eso es recomendable que haya tantos vasos de compensación como vasos de agua.

Francesc Escolà, profesor del Inefc Lleida, da unas recomendaciones sobre su diseño:
  • Situado siempre por debajo del canal perimetral para que el agua llegue por la propia inercia de las pendientes.
  • En una construcción de obra, las paredes y el suelo tienen que estar revestidos con materiales similares o iguales a los del vaso principal: el vaso regulador es una parte más de la piscina, el agua es la misma. Los revestimientos del vaso regulador tienen que garantizar unas superficies lisas evitando los acabados rústicos que favorecen la formación de algas. Tienen que ser resistentes para soportar los mismos productos químicos que el vaso principal, tanto los que se utilizan para el tratamiento químico del agua como para la propia limpieza.
  • Últimamente se empieza a valorar la instalación de depósitos plásticos (poliéster reforzado, poliuretano, ...) resistentes a la corrosión, de fácil mantenimiento y estanquidad garantizada
  • De fácil acceso e iluminación adecuada. No poder acceder fácilmente al vaso regulador ni trabajar cómodamente en su interior supone dificultar las tareas de control, mantenimiento y limpieza, motivo por el que muchas veces se eluden.
  • Es recomendable que el vaso regulador sea cerrado para evitar la propagación de un ambiente corrosivo creado por las reacciones químicas del tratamiento del agua. En este caso es imprescindible ventilación forzada al exterior. Si no es posible cerrar el depósito debe de haber una muy buena ventilación natural cruzada.
  • El suelo debe tener la pendiente suficiente hacia el desagües con salida directa al alcantarillado o lugar autorizado, para poder vaciar el depósito y así realizar las reparaciones y/o tareas de mantenimiento, limpieza y desinfección necesarias.

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